Choripán de masa madre

Algo se cuece en la cocina de Masa Mater, y no voy a hacerme la interesante: es choripánDelicioso chorizo con pan de masa madre, para ser exactos. 

La receta es sencilla: se prepara Masa Mater siguiendo las instrucciones y una vez hecha la primera fermentación, nos ponemos manos a la obra/masa y comenzamos con el preformado, es decir, dividimos nuestra Masa Mater en porciones más pequeñas y le damos forma de bollitos para que luego se lleve a cabo la segunda fermentación.

Lo bueno se hace esperar y el bollo preñao es excelente, así que hay que esperar un poco más, concretamente, una hora y media durante la cual la masa madre hace su segunda fermentación. Una vez el temporizador llega a cero, empezamos con el siguiente paso: el relleno. Con todo el cariño del mundo, moldeamos la Masa Mater para introducir el chorizo (o el queso con olivas negras y albahaca, en el caso de la versión vegetariana del choripán). También les hemos añadido mostaza, para que al morderlo la explosión de sabores nos haga perder el sentido. 

Aquí, rellenando el choripán

No queremos que nadie se quede con hambre, así que también hacemos una versión vegetariana del bollu preñau con queso, albahaca y olivas negras

No queremos que nadie se quede con hambre, así que también hacemos una versión vegetariana del bollu preñau con queso, albahaca y olivas negras

Tras cerrar nuestros choripanes, los dejamos fermentado una hora, los pintamos con una mezcla de mantequilla y aceite con una pizca de sal y otra de azúcar, y los decoramos con sésamo. Ser panarra, en muchas ocasiones, implica ser artista.  

Mantequilla y sésamo: el toque de gracia

Mantequilla y sésamo: el toque de gracia

La hora del almuerzo se va acercando y afortunadamente ya sólo queda el último paso: hornear durante 20 minutos (siguiendo las indicaciones de Masa Mater respecto a temperatura y resistencias).  

controlando

Homo choripanem

Vamos controlando el horno para asegurarnos de que nuestros bollus preñaus se están haciendo correctamente. Al hornearse, el choripán desprende un aroma irresistible que nos recuerda que ya hay hambre. Por fin, suena la alarma y con mucho cuidado, los retiramos del horno y los dejamos enfriar un tiempo prudencial, manteniendo a raya la tentación con mucho esfuerzo.  

Es difícil resistirse con la buena pinta que tienen, pero no queremos acabar en el hospital con quemaduras.

Es difícil resistirse con la buena pinta que tienen, pero no queremos acabar en el hospital con quemaduras.

Y llega el ansiado momento de poder probarlos sin poner en peligro nuestra integridad física. Los saboreamos. Superan nuestras expectativas, y eso que estaban altas gracias al olorcito al hornearlos. Qué maravilla. Así da gusto venir a trabajar.  

Bocados de felicidad en horario laboral

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